En el corazón de la cultura llanera, el caballo no es solo un medio de transporte; es un confidente, un compañero de vida y el epicentro de las faenas de vaquería que definen el territorio. Ensillar un caballo es el primer paso en un ritual ancestral que forja el vínculo entre el llanero y el animal, una tradición que se ha mantenido por siglos.

Para el viajero, aprender a ensillar es una experiencia inmersiva que va más allá de lo superficial. Es un acto de respeto por la tradición, una oportunidad para entender el valor del caballo en la economía y el patrimonio de Casanare, y una práctica con beneficios sorprendentes para el bienestar personal.

  1. El encuentro: generando confianza antes de montar

Antes de colocar la silla, el llanero inicia un diálogo de confianza con el caballo. Este momento es crucial. El jinete se acerca al animal con la mano extendida, acariciándolo y hablando con él. Es un instante de calma donde se establece una conexión y se transmite tranquilidad, asegurando que el caballo se sienta seguro. Esta interacción es la base de la equinoterapia, una práctica que demuestra cómo los caballos, al ser animales susceptibles a las emociones humanas, reflejan nuestro estado de ánimo y nos ayudan a gestionar mejor nuestros sentimientos. La práctica de interactuar con un caballo puede ayudar a superar miedos, mejorar la confianza y reducir el estrés.

  1. La indumentaria: un viaje a través de la tradición llanera

Para ensillar, se utiliza un conjunto de piezas que forman la montura llanera tradicional. A diferencia de otras monturas, la silla llanera está diseñada para el trabajo pesado de vaquería, con un fuste robusto y un diseño que prioriza la seguridad y la comodidad tanto para el jinete como para el caballo.

Aquí te presentamos los elementos clave que te encontrarás en esta práctica:

  • Jáquima y cabestro: La soga con la que se sujeta el caballo.
  • Fuste: La estructura principal de la silla, de material resistente y ultraliviano, con una cabeza alta para la vaquería.
  • Cincha: Una banda que se ajusta alrededor del vientre del caballo, asegurando la silla en su lugar.

Sudadero: Una pieza que se coloca entre la silla y el lomo del caballo para evitar rozaduras.

Aprender el propósito de cada una de estas partes es como leer un libro de historia de la región. Cada pieza de la montura es un testimonio de la vida diaria y la destreza del llanero, un arte que también ha creado oficios locales como la talabartería y la herrería, generando empleo y fortaleciendo la economía regional.

  1. El Proceso: paso a paso hacia la conexión

  1. Preparación: Con el caballo amarrado, se le cepilla y se le quita la suciedad. Esta es una oportunidad para fortalecer el vínculo con el animal.
  2. Colocación del sudadero: Se coloca el sudadero suavemente sobre el lomo del caballo.
  3. Montura: Se sube la silla, con cuidado de no golpear al animal, y se ajusta la cincha sin apretar demasiado al inicio.
  4. Ajuste: Una vez el caballo se acostumbra al peso, se aprieta la cincha para asegurar la montura.
  5. Revisión final: Se revisa que nada esté suelto o mal colocado para garantizar la seguridad del jinete y el bienestar del caballo.

Un vínculo que fortalece el alma

Aprender a ensillar un caballo no es solo una habilidad práctica; es una experiencia que te enseña paciencia, respeto y comunicación no verbal. Esta actividad es un ejemplo perfecto de cómo el turismo rural en Casanare puede ofrecer más que simple entretenimiento. Al interactuar con estos animales, los viajeros no solo se sumergen en una tradición cultural invaluable, sino que también cosechan los beneficios de la equinoterapia: mejora de la autoestima, reducción del estrés y una conexión profunda con la naturaleza, elementos clave para la salud mental. Un viaje a Casanare es, en esencia, una oportunidad para reconectar con la naturaleza, la cultura y, sobre todo, contigo mismo.